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1. La naturaleza como sujeto de dolor

Serie: ¿Qué le espera a la naturaleza y a los pueblos del Ecuador en el 2025?

Acción Ecológica Opina

En 2024 hubo varios desastres -mal llamados naturales- que son el resultado de la negligencia de instalar megaproyectos, afectar el clima globa, o expulsar a poblaciones a zonas de riesgo. ¿Cómo se están manejando las inundaciones, deslizamientos, aluviones, socavamientos, vendavales, inundaciones o incendios forestales?

En el año pasado se registraron 5.528 incendios forestales en 22 provincias, afectando a 183 cantones y 742 parroquias, que ocasionaron la pérdida de 81.011,86 hectáreas de cobertura vegetal. Las provincias con mayores pérdidas son: Loja, Azuay, Pichincha, El Oro, Chimborazo, Cotopaxi, Carchi, Guayas e Imbabura con más de 2.000 hectáreas cada una; seguidas de Cañar, Manabí, Tungurahua, Esmeraldas y Bolívar, con más de 500 hectáreas cada una[1]. Además, ocurrieron numerosos pequeños incendios locales no reportados.

El 20 de abril ocurrió el desastre de Alausí, en la Provincia de Chimborazo, con aluviones en Piñanpungo y El Citado, y un gran deslizamiento en la ciudad de Alausí, ocasionando la muerte de 65 personas, más de un centenar de personas desaparecidas y muchas viviendas destruidas.

El 16 de junio de 2024 en cinco parroquias del cantón Baños de Agua Santa ocurrieron cinco aluviones, con deslizamientos, socavamiento e inundaciones. Esta catástrofe dejó 13 personas fallecidas, además de cuantiosos daños materiales en la vía Baños-Puyo y en la Central Agoyán.

El 26 de septiembre de 2024 en Quito hubo 27 incendios forestales casi simultáneos en el Parque Metropolitano, el cerro Auqui y la autopista Simón Bolívar, que afectaron 140 hectáreas. Las plantaciones de eucalipto ardían a una velocidad impresionante.

Hay centenares de eventos ocurridos en el país, deslaves, inundaciones, sequías que no son registrados. Los riesgos de desastres aumentan día a día y el crecimiento es exponencial.

El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 dice que los desastres son “súbitos o de evolución lenta”[2]. La distinción entre eventos súbitos y los de evolución lenta es fundamental, pues permite explicar procesos que no son atribuidos a un evento en específico.  El desvío de un río, por ejemplo, provocará más tarde o más temprano un desastre en las zonas aledañas, a las carreteras o a la construcción de infraestructuras -pequeñas o grandes-  como fue caso del proyecto Coca Codo Sinclair, que dio lugar al socavón y a una erosión regresiva del río Coca en la zona del volcán Reventador.

La naturaleza está viva y responde a una serie de relaciones construidas a lo largo de la evolución. Con los incendios, por ejemplo, se entra en un círculo vicioso, ya que la pérdida de árboles, o la sustitución de bosques naturales por plantaciones forestales, determina la reducción de las lluvias y secamiento del suelo y esto a su vez provoca una mayor vulnerabilidad a los incendios, una mayor pérdida de bosques y otros ecosistemas. Cada vez que se incendian bosques u otra vegetación arbórea se están incubando sequías y los árboles tienen más probabilidades de morir en estiajes intensos y muy calurosos debido a dos causas: falla hidráulica, que ocurre cuando los vasos del xilema de la planta se rompen y pierden su capacidad de bombear agua, y se ven obligados a cerrar sus estomas y eventualmente ahogarse por falta de fotosíntesis.

Dominick Spracklen, de la Universidad de Leeds, dice que un árbol promedio tiene un efecto refrescante equivalente a dos o tres acondicionadores de aire de 2,5 kw funcionando a máxima potencia cada hora de cada día. Esto funciona a través de la evapotranspiración, que según él es muy similar al sudor que los humanos producimos para reducir la temperatura corporal.[3]

La destrucción de los bosques, de los humedales, de los páramos, de las orillas de los ríos y del mar, y en general de todos los ecosistemas, va acumulando facturas que desatan y acumulan desastres.

Un nuevo reporte del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP),[4] documenta un área deforestada de más de 400 hectáreas relacionadas al impacto de las actividades petroleras en el Parque Nacional Yasuní. Esto se suma a los 2 millones de hectáreas deforestadas en la Amazonía por las operaciones previas.

Imágenes satelitales del Proyecto Monitoreo de la Amazonía Andina sobre el proyecto Mirador en la provincia de Zamora Chinchipe y otros reportes revelan que se han deforestado 1.400 hectáreas; además, con la construcción de cuatro escombreras para 588 millones de toneladas de relaves, una rotura de la pared provocaría un gigantesco desastre.

El secamiento de un humedal, por ejemplo el de Las Garzas en la provincia de Los Ríos, para la expansión bananera, ha hecho que el nivel del agua baje, lo que produce un desequilibrio en el sistema hídrico, y que muchos de los animales acuáticos característicos de los humedales, se vayan. El agua de la que dependen los campesinos para sembrar, es cada vez más escasa y este problema fue aún más grave en el 2024, uno de los más secos de los últimos años

La industria camaronera ecuatoriana ocupó 233.000 hectáreas. De las 233.000 hectáreas de camaroneras, al menos 60.000 hectáreas, según datos oficiales (reconocidos por minimizar el impacto), fueron construidas sobre el manglar, nuestra barrera natural para enfrentar los oleajes.

Con la crisis climática, las temporadas de lluvias son cada vez más cortas e intensas, y con la destrucción de los ecosistemas a escala nacional, se disminuye la capacidad de los bosques para recuperarse de las sequías o enfrentar esas lluvias intensas.

En torno a los desastres es necesario reconocer que no solo sufren las sociedades humanas, que sufren mucho y por tiempos largos, sino que se afecta al conjunto del ecosistema y a las relaciones de las comunidades con la naturaleza. Así, se construyen condiciones para que los desastres aumenten y sufran las personas, las comunidades y la naturaleza.

ACCIÓN ECOLÓGICA

20 de enero de 2025

FOTO: Ana María Varea


[1] https://www.gestionderiesgos.gob.ec/wp-content/uploads/2024/11/SitRep-No.-82-Incendios-Forestales-01012024-al-29112024.pdf

[2] Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030. https://www.unisdr.org/files/43291_spanishsendaiframeworkfordisasterri.pdf

[3] Publicado en The Guardian. https://www-theguardian-com.translate.goog/environment/2023/oct/30/deforestation-has-big-impact-on-regional-temperatures-study-of-brazilian-amazon-shows?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=tc

[4] En esta página se encuentran reportes de varios megaproyectos en la cuenca Amazónica. https://www.maapprogram.org/es/

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