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SERIE COP29. ¿Por qué los contaminadores no quieren poner dinero para la “acción climática”?

Acción Ecológica Opina

Hace pocos días terminó la COP29 de cambio climático en Bakú (Azerbaiyán). Uno de sus temas centrales fue el “financiamiento climático”. Como lo fue también el financiamiento de la biodiversidad[1] en la COP16 de Biodiversidad, realizada en Cali el pasado octubre.

Al cabo de dos semanas de negociaciones, en la COP29[2] sobre el clima se aprobó el Pacto de Unidad Climática de Bakú, uno de cuyos documentos tiene que ver con  el Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado sobre la Financiación Climática (NCQG por sus siglas en inglés) que pasaría de 100 mil millones de dólares anuales a 300 mil millones de dólares anuales, según lo acordado. Este monto supuestamente deberá ser transferido a los países llamados “en desarrollo” para cubrir sus necesidades en medidas significativas de mitigación y transparencia en la aplicación.

A nivel internacional se ha posicionado la frase “escalar” la movilización de recursos financieros para el clima. Pero luego de Bakú, países del Sur y el secretario general de la ONU han dicho que “esperaban un resultado más ambicioso”, sobre los 300.000 millones al año. Incluso organizaciones aliadas creen que el monto debería ser 5 o 6 millones de millones de dólares anuales.

Sin embargo, esto puede resultar peligroso y hay que tomarlo con cautela. Veamos por qué.

En primer lugar, está el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas. Son los países industrializados del Norte los que deben reducir las emisiones.

En segundo lugar, las “necesidades” de mitigación en el Sur se han definido en base a varias fuentes,[3] incluyendo las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC en inglés) y en consecuencia la futura emisión de “Resultados de Mitigación Transferidos Internacionalmente” (los ITMO en inglés) que son la unidad creada para el mercado de carbono, entre países. Es decir: el dinero movilizado al Sur será a cambio de créditos de carbono para que el Norte pueda seguir extrayendo y quemando combustibles fósiles, o mediante deudas para proyectos que supuestamente reducirán emisiones, y solo en parte serán donaciones.

En tercer lugar, las “necesidades” de los países del Sur son otras: acabar con las imposiciones del FMI, reconocimiento de la deuda ecológica, satisfacción de los derechos económicos y sociales, justicia climática.

Movilizar recursos financieros significa en la práctica que inversores capitalistas logren convencer a organismos internacionales, gobiernos, bancos privados, instituciones financieras, billonarios, corporaciones, que pongan más dinero en los negocios climáticos, con la promesa de un atractivo lucro económico, pero sobre todo la posibilidad de seguir extrayendo combustibles fósiles.

¿De dónde vendría el dinero para la mitigación en el Sur? Los capitalistas esperan echar mano de la ayuda al desarrollo, la cooperación internacional, la filantropía, los fondos de pensiones, y principalmente los fondos privados apalancados con fondos públicos.

Entonces la pregunta es ¿Por qué, si es tan buen negocio el lucro especulativo con los certificados de compensación de carbono, los países del Norte son reticentes a poner más dinero en el financiamiento climático impulsado por Naciones Unidas?

Una respuesta cierta pero un tanto simple es que los contaminadores quieren impunidad y no quieren responsabilizarse de la histórica deuda climática. Pero podemos intentar otras respuestas también:

  • El mercado voluntario de carbono (MVC) ya tiene bastantes permisos para contaminar (créditos de carbono). De hecho, este mercado trata de mantener bajo el precio de la tonelada de carbono. O sea, cumplir con la obligación de reducir emisiones de la manera más barata posible. Pero el MVC funciona, a pesar de escándalos como el de la certificadora Verra,[4] la constante evasión de impuestos, las crecientes estafas…
    Recordemos también que habrá una avalancha de créditos de carbono en el mercado voluntario debido a los planes aparentes de “cero neto” o “carbono neutralidad” de las empresas.
    Los planes de convertir el 30% de la superficie terrestre y marina del planeta en áreas protegidas va a ser otra fuente inmensa de certificados de carbono -y de otros servicios ambientales. Entonces habría millones de certificados listos para ser emitidos, vendidos y comprados en el mercado voluntario.
  • Otro posible problema para poner dinero es que no se han puesto de acuerdo sobre la metodología, el reporte, las autorizaciones, las plataformas, los registros, etc. para tener certificados de compensaciones con integridad, derechos de propiedad, inventarios claros, garantías sólidas…
  • Tampoco han logrado resolver cómo garantizar un flujo permanente de dineros públicos para que apalanquen las inversiones.
  • También es posible que los países del Norte y sus empresas estén a la espera de que se unifiquen las agendas de conservación, los Objetivos de Desarrollo Sustentable, de biodiversidad y de cambio climático, para ampliar sus portafolios de inversiones.

Quienes visiblemente más presionan son las empresas de carbono, de tecnologías basadas en energías renovables, de geoingeniería, de energía nuclear; pero también están, aunque más ocultas, las empresas de energía fósil, los bancos, las mineras, la industria del plástico, las Big Tech, que suelen usar a las transnacionales de la conservación o a universidades para que hablen públicamente por ellas.

En definitiva, hay mucha incertidumbre como para invertir en el financiamiento climático regulado de Naciones Unidas. Las compañías no tienen la seguridad necesaria de cuánto podrán aprovechar del dinero que invertirían sus socios (gobiernos, bancos, filántropos) o cuántas ganancias podrían obtener con sus inversiones en todos los negocios climáticos: carbono, tecnologías en energías renovables, geoingeniería, agricultura “climáticamente inteligente”, minerales para la transición, digitalización del clima y muchos otros que circularon en la COP29. Las pérdidas y daños y adaptación no se escapan de la mira de los negocios.

Ahora no invertirán mucho dinero, pero están a la espera, por eso es peligroso llamar a un financiamiento climático que alimente tal avaricia climática.

ACCIÓN ECOLÓGICA
Diciembre 2024


[1] SERIE COP16. Es peligroso hablar de un déficit de 700.000 millones para financiar la biodiversidad.
https://www.accionecologica.org/serie-cop16-es-peligroso-hablar-de-un-deficit-de-700-000-millones-para-financiar-la-biodiversidad/

[2] Ver las editoriales de Acción ecológica sobre la COP29 aquí:
https://www.accionecologica.org/serie-cop29-baku-de-fuegos-eternos-bolcheviques-y-petroleo-crudo/

[3] UNFCCC Standing Committee on Finance. Second report on the determination of the needs of developing country Parties related to implementing the Convention and the Paris Agreement. https://unfccc.int/sites/default/files/resource/UNFCCC_NDR2_ES_Web_Final.pdf

[4] Investigación demostró que transnacional Verra está involucrada en fraude con créditos de carbono. https://www.business-humanrights.org/es/%C3%BAltimas-noticias/global-investigaci%C3%B3n-demostr%C3%B3-que-transnacional-verra-est%C3%A1-involucrada-en-fraude-con-cr%C3%A9ditos-de-carbono/

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