Skip to main content

SERIE COP29. BAKÚ: De fuegos eternos, bolcheviques y petróleo crudo

Del 11 al 22 de noviembre se llevará a cabo en Azerbaiyán la COP29 de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Su capital, Bakú, aunque mucha gente no lo sepa, es una de las ciudades más importantes desde el punto de vista de la historia del petróleo en el mundo. Bakú es conocida por sus “fuegos eternos”, alimentados por la filtración constante de gas a la superficie desde hace miles de años.

A mediados del siglo XIX, barones del petróleo europeos, rusos y armenios convirtieron a la región de Bakú en la cuna de la primera gran industria petrolera de Oriente Medio. Fue allí donde se perforó el primer pozo petrolero comercial del mundo en 1846. Y en los albores del siglo 20, la región de Bakú suministraba más de la mitad del crudo mundial.

Al igual que ocurre con otros enclaves petroleros, Bakú tuvo un gran crecimiento demográfico y una economía y planificación totalmente ancladas a necesidades de la industria petrolera. Debido a la contaminación provocada, la zona aledaña a las refinerías y a los pozos petroleros llegó a ser conocida como la Ciudad Negra en donde la clase trabajadora vivía entre la pobreza y la miseria. No es extraño que las huelgas generales surgidas en la industria petrolera de Bakú sean consideradas como el comienzo de las revoluciones rusas del siglo 20.

En ese momento operaban en esa región del Cáucaso empresas como la sueca Compañía de Producción de Petróleo Hermanos Nobel (Branobel), que construyó el primer oleoducto de Rusia en 1878 y el primer barco petrolero a vapor del mundo. También estaban: Shell, Standard Oil, los Rothschild y la Anglo-Persian Oil Company. Con la Revolución Rusa, cuando los bolcheviques consiguen incorporar a Azerbaiyán a sus dominios, le expropiaron todos sus activos y los yacimientos petrolíferos pasaron a formar parte de la Unión Soviética. En 1920 se constituye la primera industria petrolera nacionalizada del mundo.

Para Lenin, el futuro de Bakú era inseparable de la supervivencia de la Revolución Rusa ya que más del 80% del petróleo de Rusia provenía de esa zona. No obstante, había un problema para los líderes bolcheviques, porque si bien Bakú era la capital de Azerbaiyán, una de las repúblicas soviética, esta región estaba sometida a permanentes batallas entre naciones y entre empresas petroleras europeas y estadounidenses, por su control.

Gracias a las reservas del Cáucaso, a mediados de los años 70 la Unión Soviética se había convertido en el mayor exportador de petróleo del mundo. Pero luego del colapso de la Unión Soviética, en 1992, Azerbaiyán pasó a ser un país independiente.

Una nueva pugna corporativa empezaría. La británica BP abrió primero una oficina en Azerbaiyán antes de que el Reino Unido abra una embajada en ese país; más tarde, la primera ministra Thatcher, en 1994, logró la firma de un acuerdo entre el gobierno de Azerbaiyán y un consorcio de once compañías petroleras dirigido por BP, para controlar 330 kilómetros cuadrados del Mar Caspio. En el marco de este contrato también se firmaron otros 26 acuerdos con la participación de 41 empresas petroleras de 19 países del mundo.

Hoy desde Bakú y el Mar Caspio salen decenas de oleoductos. Entre los más conocidos están el oleoducto Baku–Tbilisi–Ceyhan de más de 1.700 kilómetros y que tuvo muchos años de oposición y resistencia, el gasoducto Trans-Adriático TAP, el gasoducto de Gas Natural Transanatoliano TANAP, que garantizan el flujo de hidrocarburos hacia Eurasia y Europa.

Bakú ha puesto de relieve la profunda interacción entre la dinámica política de esa región y el desarrollo de la industria petrolera mundial.

En la actualidad, el 60% del gasto público de Azerbaiyán se financia con los ingresos petroleros y estos representan el 90% de las exportaciones. Si bien el petróleo está en declive, hay planes para triplicar la extracción de gas. Aunque el gobierno de Ilham Aliyev (reelecto por cuarta vez en 2018) ha anunciado planes para establecer «zonas de energía verde», sobre todo con energía solar, esta se utilizará para también alimentar la industria de los combustibles fósiles.

El presidente de Azerbaiyán declaró hace poco que “Tener yacimientos de petróleo y gas no es nuestra culpa. Es un regalo de Dios”. Seguramente piensa también que será Dios el que nos salve de los desastres climáticos.

Una vez más, la COP de cambio climático ocurrirá en un país petrolero. Antes fue en Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido, Qatar, Canadá; el próximo año será en Brasil, donde el gobierno de Lula sigue empeñado en avanzar la frontera petrolera hacia la Amazonía.

ACCIÓN ECOLÓGICA
8 de noviembre 2024

REFERENCIAS:

Compartir: