Quito: La ciudad en tiempos de campaña
Estamos en elecciones y no faltaba más, el prefecto de Pichincha, Gustavo Baroja, anunció que en Diciembre de 2018 se firmará la adjudicación del contrato para iniciar la obra vial que conecta al valle de los Chillos con el centro de Quito, la misma que tendrá un costo de USD 150 millones.
La obra, un puente que cruza el Río Monjas, el túnel que cruce Itchimbía y desaloje a El Arbolito con un distribuidor[1]se presenta “para poder garantizar la recuperación de la dignidad y garantía de derechos”. Nada más demagógico y alejado de cualquier plan de ordenamiento y movilidad en el Distrito.
No solo que han entendido muy poco de la dinámica urbana y de movilidad , otro distribuidor dentro de núcleo urbano es anacrónico para la seguridad y el desarrollo urbano.
Hay que entender que proyectos como estos – y la mal llamada Solución Vial Guayasamin- no se deben construir, no solo que agravan el problema aumentando la velocidad y el ingreso de vehículos al hipercentro, lo que precisamente hay que evitar, sino que no resuelven la movilidad para la mayoría de habitantes de la ciudad que los hace en sistemas públicos de transporte. Es justamente en ellos, en mejorar la movilidad de la mayoría de habitantes de la ciudad en donde hay que priorizar la inversión.
Son los valles quienes también carecen de sistemas de transporte público decentes, la mayor inversión de transporte público en la ciudad se la ha hecho en el hiper centro y se ha relegado al resto de la ciudad. Más aún con el costo del metro la inversión municipal en transporte público fuera del hipercentro es inexistente.
Si tan solo un carril de la autopista General Rumiñahui se volviese exclusiva para un tren de cercanías se podría comenzar a cambiar la historia del Distrito, un tren que mediante sistemas de conectividad empaten con el metro y los otros corredores exclusivos de buses articulados existentes, lo mismo se puede hacer en la Ruta Viva.
Tenemos energía de sobra en el país, los sistemas de transporte masivo deben ser eléctricos, por supuesto para reducir emisiones y dar una contribución efectiva la cambio climático y sobre todo para disminuir el uso del automóvil particular.
Proyectos de campaña como estos, sin estudios base como se hizo con el metro, sin responder a políticas de ordenamiento territorial, de movilidad , sin que el alcalde y los concejales digan nada sobre ellos y que una vez sobre hechos consumados nos digan como ya están hay que hacerlos funcionar, como si habría entonces otra opción.
Quito se merece otro destino, no un baratillo de ofertas de obras de infraestructura sin ton ni son, se merece una propuesta de ciudad, queremos saber como los candidatos van a enfrentar la movilidad en el Distrito, las reorganización de frecuencias, el incremento de las tarifas y la calidad en el servicio, como se van a adecuar los sistemas existentes al metro, como mejorar y amplian o hacen nuevos sistemas de transporte masivo, en definitiva que van a hacer para cambiar el pésimo sistema de transporte en la ciudad.
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