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¿QUÉ ES LA DEUDA ECOLÓGICA?

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La Deuda Ecológica es la responsabilidad que tienen los países industrializados por la destrucción paulatina del planeta como efecto de sus formas de producción y consumo, características del modelo de desarrollo, fortalecido con la globalización y que amenaza a la soberanía de los pueblos.

La Deuda Ecológica es la obligación y responsabilidad que tienen los países industrializados del Norte con los países del Tercer Mundo, por el saqueo y usufructo de sus bienes naturales como petróleo, minerales, bosques, biodiversidad, conocimientos, bienes marinos y por el uso ilegítimo de la atmósfera y los océanos.

Por el intercambio ecológicamente desigual, pues estos bienes son exportados sin tomar en cuenta los daños sociales y ambientales y la energía humana de sus pueblos.

Además, por la producción de armas químicas y nucleares, substancias y residuos tóxicos que son depositados en los países del Tercer Mundo.

La Deuda Ecológica empezó a generarse en la época colonial y ha seguido incrementándose hasta nuestros días.

Esta destrucción social y ambiental, local y global, enriquece a pequeños grupos económicos poderosos y alimenta un modelo de desarrollo basado en el despilfarro y el consumo exacerbado. Según datos de las Naciones Unidas, el 20% de la población, la mayoría en países del Norte, consume el 80% de los bienes naturales del planeta.

Efectivamente el nivel de vida que ostentan los países industrializados del Norte se debe al inmenso flujo de bienes naturales, recursos financieros y trabajo mal pagado de los países del Tercer Mundo, sin tomar en cuenta los daños sociales y ambientales que la extracción de estos bienes generan.

Este modelo industrializado es subsidiado por los países empobrecidas del Sur.

Actualmente, los mecanismos de saqueo y destrucción, por lo tanto el aumento de la deuda ecológica, se ven afinados mediante nuevas estrategias de las corporaciones transnacionales, programas de ajuste estructural aplicados en nuestros países, variadas formas de créditos o acuerdos de libre comercio como el del ALCA, para el caso de las Américas.

La inversión extranjera para el desarrollo, la desregulación de los estados, los programas de privatización de servicios y bienes naturales, los acuerdos en propiedad intelectual, la transferencia tecnológica, son algunos de los nuevos mecanismos de dominación y por supuesto de generación de deuda ecológica.

Estos mecanismos, impulsados por los organismos internacionales como el FMI, BM, la OMC, pretenden se perfeccionados a través del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas creando el acuerdo comercial más grande del mundo a costa del sufrimiento de los pueblos de América y el saqueo de sus recursos.

Sin embargo, la esperanza de una vida plena para todos se renueva cuando movimientos de resistencia interpelan al modelo dominante globalizador y homogenizador, desde sus propuestas diversas que demuestran que sí hay alternativas.

El movimiento Zapatista en México, las reivindicaciones del Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, el movimiento indígena y campesino en el Ecuador, la Vía Campesina, o comunidades locales que se oponen a proyectos que les afectan son ejemplo se lucha y resistencia y son parte de un movimiento que crece cada día.

Amigos de la Tierra no puede quedar al margen de este proceso antiglobalizador, y América latina y el Caribe tiene mucho que aportar.

La Deuda Ecológica puede ser una más de las herramientas de reivindicación y de defensa de la soberanía energética, alimentaria, económica de nuestros países.

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