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¡No más incendios forestales!

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No es posible iniciar esta nota sin expresar nuestra sentida solidaridad con las familias de los tres bomberos  fallecidos (Jonathan David Nazimba, Jonathan Paúl Dionisio Vásquez y Marco Vinicio Bastidas Poveda) mientras  sofocaban el incendio forestal ocurrido en Puembo en días pasados.  Durante la estación seca de este año, que aún no concluye, varias provincias del país han visto desaparecer por el fuego miles de hectáreas de vegetación nativa, tanto de bosque,  como de páramo, que generalmente tienen cerca plantaciones de eucalipto o pino, y que se ve afectada por la extrema sequía provocada por  la influencia de estas plantaciones.

En Quito, ha desaparecido consumida por las llamas, una parte importante del “cinturón verde” que rodea el núcleo urbano de la ciudad y los valles aledaños. Este “cinturón verde” está constituido en su mayoría por 5.242 ha de plantaciones de eucaliptos, que predominan en las laderas del Pichincha, en Píntag, Nono, Conocoto, Alangasí, Amaguaña, La Merced, Pifo, Calacalí, El Quinche y Yaruquí.

La flora y la fauna se ve gravemente afectada por los incendios forestales, su restauración podría tomar  mucho tiempo. Además, un incendio forestal desencadena otros impactos como la emisión de gases y humo con contenido de ozono, dióxido de carbono, monóxido de carbono, hidrocarburos policíclicos aromáticos, dióxido de azufre, material particulado, y otros, que causan daños en la salud de la población expuesta.

Están también otros aspectos. El eucalipto consume agua en exceso. Cada árbol de eucalipto en edad adulta absorbe en promedio 200 lts de agua por día. Al mismo tiempo, estos árboles inhiben con sus sustancias el crecimiento de otras plantas que podrían actuar como barreras naturales ante el fuego reteniendo humedad. Las hojas de eucalipto no se descomponen fácilmente, sino que se mantienen secas en el suelo, proveyendo alimento al fuego. Y los aceites esenciales propios del pino y eucalipto (que les da su olor característico) son en sí mismos sustancias muy combustibles.

Los eucaliptos son conocidos como árboles “amantes del fuego”, porque sobreviven a los incendios forestales, vuelven a reverdecer y aprovechan la desaparición de las otras plantas que pudieron haberles hecho competencia de luz y agua para crecer con más fuerza.

Si a esto se añaden las variaciones climáticas extremas derivadas del cambio climático, es obvia la necesidad apremiante de tomar decisiones en favor de la restauración de bosques, y declarar una moratoria a la expansión de monocultivos de árboles exóticos, de eucalipto, pino y otras especies forestales, contempladas en la matriz productiva del MAGAP.

Es claro que incendios como los sucedidos necesitan ser evitados, y esto supone analizar las causas subyacentes de los mismos. En condiciones de intensa sequía y altas temperaturas como las presentes en los meses de julio a septiembre, la vegetación nativa es más resistente al fuego que las especies exóticas como el eucalipto y el pino. Esto fue admitido por el ex alcalde Barrera hace un año, luego de los incendios ocurridos entonces, en Quito. Pero al parecer, cada verano se parte de cero.

Los incendios forestales de los últimos días son consecuencia de acciones humanas: pirómanos, quema de basura, fogatas mal apagadas, pueden ser incluso acciones de muy mala fe que deben ser investigadas a fondo. Pero están también políticas públicas antiguas y recientes que crean las condiciones para estos eventos, como es el hecho de sustituir bosques nativos por plantaciones forestales, o priorizar la reforestación con árboles exóticos pensando sólo en réditos de corto plazo.

Es esencial un replanteamiento de la gestión forestal, modificando paulatinamente las masas repobladas de pinos y eucaliptos hacia las formaciones autóctonas. Dar  prioridad a la restauración de ecosistemas nativos propios de cada zona.

Es necesario retirar los eucaliptos que se han quemado, sea que puedan reverdecer o no, para dar oportunidad a que los árboles nativos crezcan; realizar estos trabajos en minga con la participación de las personas y comunidades cercanas a los lugares afectados, contando con el apoyo multidisciplinar de botánicos, agrónomos, forestales, estudiantes.

Diferentes voces ciudadanas exigen que la crisis ecológica que vivimos sea tratada con  medidas integrales, en que se incluyan monitoreos comunitarios, una adecuada gestión de cuencas y quebradas, capacitación en prevención de incendios forestales en las zonas vulnerables, políticas urbanas destinadas a aumentar la porosidad de los suelos en las ciudades, desarrollar campañas en áreas urbanas y rurales con la propuesta basura cero, todo esto como parte de una política integral del Estado para prevenir incendios forestales y otros desastres.

Empecemos con acciones concretas. Una de éstas podría ser la de dedicar la restauración del ecosistema nativo de Puembo a la memoria de los tres jóvenes bomberos. 

ACCIÓN ECOLÓGICA

Más información: 
foresta@accionecologica.org

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