Estafando al clima
Por Mark Schapiro
Dentro del juego del mercado de carbono
“No, no hay nada abstracto allá en las nubes” -exclama Talita Beck-. “Las puedo ver. Las puedo medir.” Se refiere a las emisiones de carbono. Beck es asesora de emisiones, una profesión que no existía hace diez años. Varias veces al mes, Talita deja su oficina en Sao Paulo, Brasil, en busca de gases de efecto invernadero, más exactamente, para visitar los sitios que se han comprometido a emitirlos en menor cantidad. Estos gases, provocados ya sea por malolientes explotaciones de ganado porcino, vertederos de basura miserables de alguna ciudad, o molinos rurales de procesamiento de caña de azúcar, pueden ser transformados en dinero por miles de empresas a kilómetros de distancia, en Gran Bretaña, Alemania, Japón, o en cualquier otro país que haya ratificado el Protocolo de Kioto.
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