El sultán y el cambio climático
Desde hace varias décadas la Organización de Naciones Unidas está siendo cooptada por las corporaciones. Su presencia en las instituciones de la ONU socava los espacios e iniciativas donde se defienden los derechos y el multilateralismo, porque solo buscan afianzar sus intereses (sus negocios) con el dinero público y la cooperación internacional.
Un informe reciente de FIAN[i] señala que buena parte de los recursos de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) proviene de donantes privados “que establecen las prioridades y determinan el uso de estos recursos, con estrictos principios de condicionalidad”. Entre estos donantes está CropLife International (CLI), “una asociación comercial mundial cuyos miembros son las mayores empresas de productos agroquímicos, plaguicidas y semillas del mundo: BASF, Bayer Crop Science, Corteva Agriscience, FMC y Syngenta”, que de esta manera tienen una vía para promover sus plaguicidas y semillas transgénicas.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud, OMS, tiene acuerdos con empresas como Bayer, y ha servido de plataforma para fortalecer la imagen de fabricantes de vacunas como Pfizer y otras, más aún durante la pandemia. Tampoco la UNESCO escapa de esta corporativización de Naciones Unidas; tiene asociaciones con empresas como Google, o mediáticas como History, criticada por transmitir documentales y programas de investigación pseudocientíficos, y en sus inicios hasta difundir numerosos documentales sobre la figura de Adolfo Hitler.
El PNUMA (Programa de Naciones Unidos para el Medio Ambiente) es conocido por tener inversores que van desde las corporaciones transnacionales de la conservación como WWF, Conservation International, UICN y otras. Con ellas existe un largo recorrido de prebendas para el sector empresarial.
A pesar de este camino de corporativización, en los años ‘70 y ‘80 el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas, ECOSOC, conformó una comisión para desarrollar un código de conducta que regule las acciones de las empresas transnacionales, proceso que resultó fallido y sin participación de la sociedad civil. Igualmente, para la Conferencia de Rio92, Naciones Unidas estableció la Comisión de Desarrollo Sustentable (CSD), planteada en sus inicios con amplia participación de sectores sociales, abierta y democrática, pero se fue restringiendo poco a poco, al tiempo que abría espacios para las empresas.
En 1999, Kofi Annan, exSecretario General de la ONU, planteó en el Foro Económico de Davos redefinir las relaciones entre el sector privado y el sistema de Naciones Unidas, dando paso al Global Compact, que agrupa a más de 7.000 empresas y personas de negocios de al menos 140 países.
En Río+10, la CSD se convirtió en un Foro de Alto Nivel con acceso restringido y procesos no democráticos en la toma de decisiones. El sector empresarial adquirió más presencia, como “parte interesada”, y con más capacidad para incidir que muchos Estados o que las organizaciones de la sociedad civil.
Un ejemplo escandaloso se dio en las negociaciones sobre el clima, que iniciaron en 1995 con la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC, en inglés). Casi desde el principio, gobiernos como los de Estados Unidos o la Unión Europea han presionado para que las decisiones sobre cambio climático no interfieran con sus intereses industriales y los de sus corporaciones, dependientes de la energía fósil.
Una muestra es la rápida incorporación de esos gobiernos en las negociaciones de los mercados de carbono y otras falsas soluciones a la crisis climática. Detrás, siempre ha estado la mano de las corporaciones.
LA COP 27 EN EGIPTO
Las Conferencias de las Partes (COP) sobre cambio climático han sido meras cumbres de negocios y un espacio para diseñar políticas internacionales que le permitan al capitalismo petrolero seguir en su espiral de acumulación, provocando crisis ecológicas y sociales, de las cuales se nutre.
En las 27 COP realizadas desde 1995, las grandes empresas aparecen sin ningún pudor en alianza con las instancias de la ONU y los gobiernos. Esto, obviamente, bloquea propuestas concretas ante la catástrofe climática y da impulso a las falsas soluciones que agravan el problema.
La COP 27 (Egipto, diciembre de 2022) cerró sin ninguna propuesta concreta de dejar los combustibles fósiles en el subsuelo. Más bien profundizó el negocio de las compensaciones de carbono (offsets, en inglés). Los más de 630 agentes del sector petrolero hicieron un buen trabajo: la extracción de combustibles fósiles puede continuar.
La COP 27 se dio en un entorno de grave amenaza a los derechos fundamentales. Por un lado, el carácter represivo del gobierno egipcio impidió (algo que no había ocurrido antes) que puedan realizarse la Cumbre de los Pueblos y la Marcha de los pueblos por el Clima. Además, la COP se realizó en Sharm el-Sheikh, un balneario privado en el Mar Rojo con vigilancia permanente, lleno de casinos, resorts y canchas de golf, instalado en la península del Sinaí, en tierras ancestrales de pueblos que han sido desplazados por el ejército en varias ocasiones.
La última cumbre también será recordada por ser la de mayor presencia corporativa en las negociaciones[ii], un 25% más que en la cumbre anterior, en Glasgow. Como en otras COP, grandes empresas fueron “socias” de la Cumbre: Coca-Cola (se podía beber sus productos gratis durante toda la reunión), empresas automotrices, bancos privados, aerolíneas, mega constructoras, empresas de bienes raíces, consultoras financieras como Bloomberg, empresas digitales como Google, CISCO, IBM o Microsoft.
Llegaron de la mano de delegaciones de varios países, o auspiciaban las exhibiciones de varios Estados o de instancias de la ONU. Aquí unos cuantos ejemplos: en el Pabellón del Agua resaltaban empresas consultoras; JPMorgan Chase o Deutsche Bank en el Pabellón de la Resiliencia; corporaciones estadounidenses de la conservación como NRDC, EDF, a más de Bloomberg, en el Pabellón de la Justicia Climática; en el stand de Nigeria se mostraban los logos de Agip, ExxonMobil, Shell Nigeria, Chevron, Total, Indorama Petrochemicals y Pan Ocean Shipping Company; Sudáfrica montó su exhibición con apoyo de Sasol, Escom, AngloAmerican; Ikea, Citi y 3M fueron muy visibles en el stand principal de la ONU. Y mezcladas entre bancos y corporaciones, transnacionales de la conservación como The Nature Conservancy o WWF cuya expectativa de lucro debe haberse superado con creces.
La fanfarria incluyó la participación del director ejecutivo de la petrolera BP en la delegación del gobierno de Mauritania. Acción que se buscó justificar con el hecho de haber firmado allí un contrato para la construcción de proyectos de energía eólica y solar para producir energía de hidrógeno. Aunque este no fue el único acuerdo comercial que se firmó aquí:[iii] Ursula von der Leyen como representante de la Unión Europea suscribió un contrato para comprar minerales raros a Kazajistán; otros para la extracción de madera de Congo, Guyana, Mongolia, Uganda y Zambia; uno con Egipto para la compra de hidrógeno; otro con Namibia para la adquisición de litio y cobalto. El ministro de recursos petroleros y mineros de Egipto firmó siete memorandos de entendimiento con Bechtel, Shell, General Electric y otras empresas, que abarcan asuntos como tecnologías de descarbonización o estudios de factibilidad para la obtención de amoniaco para la fabricación de fertilizantes.
Quienes promueven las energías renovables a gran escala incluso organizaron eventos sobre tecnologías de extracción de minerales “para la transición”, en el lecho marino. Organizaciones de denuncia, en contraposición, pusieron en evidencia la devastación[iv] que se provocaría con este tipo de extractivismo.
Las empresas de “energías renovables”, interesadas en desplegar proyectos ocupando extensas zonas, principalmente en países del Sur, tuvieron una cumbre a su favor. Hay que mencionar que uno de los auspiciantes de las ruedas de negocios fue Neom, proyecto de ciudad en Arabia Saudita, de 170 km en el Mar Rojo, delirio del príncipe saudí, que tendrá solo energías renovables, robots, autos eléctricos voladores y una luna artificial adornando el cielo.
Uno de los objetivos de quienes promueven las “energías renovables” es alcanzar hasta 2030 un 60% de la capacidad energética global, lo que significaría triplicar la capacidad de generación con millones de paneles solares, aerogeneradores o proyectos de biomasa o hidrógeno, que traería nefastas consecuencias para los territorios y la naturaleza.
UN SULTÁN PARA LA COP28
Siguiendo la trayectoria de intromisión de empresarios petroleros en las cumbres del clima, la próxima COP, en Emiratos Árabes Unidos tendrá como su presidente al sultán Al Jaber, director ejecutivo de la empresa Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC), una de las más grandes petroleras del mundo y una de las 15 empresas que más gases con efecto invernadero emiten. Estados Unidos, los países europeos y hasta el Secretario General de la ONU celebraron esta decisión. Esto aunque el propio Antonio Guterres dijera en Davos[v] hace menos de un mes que hay que “acabar con la adicción a los combustibles fósiles” y les reclamara a las grandes empresas petroleras que ya conocían desde hace más de 50 años[vi] las causas del calentamiento global e hicieron todo por ocultarlo. Claramente solo fue un discurso.
El descrédito y la ilegitimidad de las cumbres del clima es abrumador. Con su sometimiento a los intereses de los grandes contaminadores, contribuyen al colapso climático en lugar de combatirlo, poniendo bajo amenaza extrema la vida. El escándalo y rechazo levantados alrededor de un sultán petrolero que se compró la presidencia de la próxima cumbre ha permitido aclarar más ampliamente que la respuesta está en la resistencia frente a la expansión extractiva. El petróleo, el gas y el carbón, deben quedarse en el subsuelo.
ACCIÓN ECOLÓGICA
6 de febrero de 2023
Referencias:
[i] https://www.fian.org/es/press-release/articulo/detengan-la-captura-corporativa-de-la-fao-2969
[ii] GLOBAL WITNESS. Over 100 more fossil fuel lobbyists than last year, flooding crucial COP climate talks. 10/11/2022.https://www.globalwitness.org/en/press-releases/over-100-more-fossil-fuel-lobbyists-last-year-flooding-crucial-cop-climate-talks/
[iii] LRB. Short Cuts: In Sharm el-Sheik. Vol. 44.No. 23.
[iv] Introducción a la minería en aguas profundas. https://www.savethehighseas.org/wp-content/uploads/2020/06/1.-DSM_-Intro_2022.pdf
[v] https://www.climatica.lamarea.com/antonio-guterres-petroleras-gran-mentira/
[vi] https://www.climatica.lamarea.com/exxonmobil-retardismo-estudio-2023/
Compartir:
PUBLICACIONES
- Alertas Verdes
- Agua y Energía
- Basura Cero
- Bosques
- Ciudades Ecológicas
- Defensorxs de la Naturaleza
- Deuda ecológica
- Ecofeminismo
- Fumigaciones Plan Colombia
- Minería
- Petróleo
- Servicios ambientales y cambio climático
- Soberanía Alimentaria
- Tratados de Libre Comercio
- China
- EEUU
- Canadá
Series Editoriales
- COP29 Cambio Climático
- COP16 Convenio de Biodiversidad
- Serie Desastres II
- Serie Derechos humanos y Naturaleza
- TLC con China
- ¿Por qué nos movilizamos?
- Corte Constitucional
- Serie Desastres
- Plan Creación de Oportunidades
- Nueva Agenda Legislativa
- ¡Y dale con la economía verde!
- Lo que le espera a la Naturaleza
- Se acaba la balsa en el Ecuador
- TLC con EEUU
- Agenda para una Transición Ecologista
- Serie Coronavirus
- Hablemos de subsidios
- Xi Jinping en Ecuador
- Visita del vicepresidente de EEUU
- La Naturaleza en la Consulta Popular
- TLC con Europa
- Movilizaciones 2015
- Análisis de la Encíclica Laudato Sí
- TEXTOS PARA LA IRA Y LA ESPERANZA AE Opina 2009-2016