El debate del clima no es sobre moléculas de CO2
DECLARACIÓN DE OILWATCH AMÉRICA LATINA PARA LA COP26 DE GLASGOW
La extracción, quema y uso industrial de combustibles fósiles es la causa principal de la crisis climática. Desde 1830, y de manera exponencial en las últimas dos décadas, el planeta se ha calentado debido a las emisiones de gases de efecto invernadero. Tan solo 100 corporaciones energéticas son responsables del 71% de las emisiones generadas desde 1988. Es necesario entender que las políticas basadas en la contabilidad, suma y resta de moléculas de dióxido de carbono (CO2), son también parte del problema, puesto que, hábilmente, los mismos responsables de la crisis desvían la atención de la causa principal del cambio climático: la extracción y uso de carbón, petróleo y gas en un modelo económico energívoro y petrodependiente.
La contabilidad de carbono consiste en mover moléculas de un lado a otro, crear falsas equivalencias, borrar con un “click” las emisiones y ocultar responsabilidades, con el fin de hacer negocios sin importar de ninguna manera el clima. Las instituciones centran sus iniciativas en inventarios de emisiones, porcentajes que hay que reducir – o mejor dicho, que se pueden emitir – y por ende llevar a la falsa propuesta de que estas se pueden “compensar” con el pago por “transferencia de moléculas”.
Cuantificar las emisiones de CO2 es la cortina de humo que permite a los gobiernos de los países del Norte global seguir financiando la industria fósil con millones de millones de dólares, incluso desde la firma del Acuerdo de París. Con cada contabilización de emisiones de carbono equivalente se privilegia el mercado, mientras que las comunidades tradicionales continúan sufriendo con las constantes violaciones de los derechos humanos y de la naturaleza, mientras la crisis climática se exacerba.
Como parte de esta farsa está la propuesta de “carbono neutralidad” o de «cero emisiones netas» que consiste en suponer que las emisiones generadas en la cadena de extracción fósil se pueden restar (compensar) de la fijación de carbono de los procesos naturales o mediante geoingeniería. El desequilibrio entre las emisiones debidas a la quema de fósiles y las removidas en procesos naturales, significa más calentamiento. De esta manera, los impactos de la crisis climática aumentan con la abundancia de propuestas enmarcadas en falsas soluciones: MDL, REDD+, mercados de carbono, SBN, agricultura y ganadería climáticamente inteligentes, BECCS, y otras que, aunque sean planteadas como programas de conservación, son negocios especulativos que no tienen nada que ver con una respuesta real a la crisis.
Todas estas propuestas borran las deudas con la naturaleza y los pueblos y engañan a la opinión pública, haciendo creer que trabajan en una solución mientras su modelo de negocio sigue intacto. No necesitamos más farsas como la compensación de emisiones. Una acción climática orientada a dejar los hidrocarburos en el subsuelo haría posible llevar las emisiones a un “cero real” en el cortísimo plazo, una manera eficaz, medible y enmarcada en los preceptos de la justicia climática.
Este es el camino por el que hace décadas OILWATCH propone transitar, como nos lo enseñaban los Ogoni del Delta del Níger en 1995, el pueblo U´wa de Colombia en 1997, Acción Ecológica en Ecuador en 2007 con la iniciativa Yasuní, el mismo que reafirman hoy los pueblos, las organizaciones y los movimientos sociales de toda América Latina. En esta línea, OILWATCH planteó en la COP de París la creación del Anexo Cero*, en la que podrían estar países, estados, naciones, que hayan iniciado el camino a convertirse en lugares libres y emancipados de la dependencia de las energías fósiles.
La única manera de afrontar eficazmente las crisis ambientales es dejar el carbón, el petróleo y el gas enterrados, e implementar de manera masiva e inmediata, una reparación integral de los pueblos, de las tierras, de los territorios sacrificados por las actividades extractivas y de la naturaleza. El camino para afrontar la crisis climática se recorre junto con los pueblos y organizaciones que luchamos por una Tierra para la vida de nosotras y nosotros, junto al resto de seres que hacen que vivir tenga sentido.
Firman esta declaración OILWATCH Latinoamérica y sus organizaciones:
Argentina Observatorio Petrolero Sur, Brasil FASE ES Campanha Nem Um Poço a Mais,Bolívia Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), Colombia Censat Agua Viva, Costa Rica Oilwatch Costa Rica, Ecuador Acción Ecológica, Unión de Afectados por la Petrolera Chevron-Texaco (UDAPT) Honduras Coalición Nacional de Redes y Organizaciones Ambientales de Honduras (Conroa),Perú Instituto Natura, Perú EQUIDAD, Venezuela Observatório de Ecologia Política.
*CONSULTE LA PROPUESTA DEL ANEXO 0 DE OILWATCH
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