DENUNCIAS A LA ACTIVIDAD PETROLERA

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Denuncias a la Actividad Petrolera

La Amazonía esta llena de testimonios de personas afectadas por la explotación petrolera, Acción Ecológica está preparando un informe de afectaciones pozo por pozo que será publicado en breve. Ya se han recogido algunas denuncias como fruto del trabajo de monitoreo que aparecen en la base de datos de esta página.

“En esta zona hay bastante cáncer, bastantes muertos, pero como nadie investiga, nada se sabe. Mi esposa estaba en cinta de 8 meses y le dio un derrame interno. A las mujeres les da más el cáncer, son más delicadas tienen hijos y trabajan. Se murió en una hora y media, y estaba sana,…” (Flia. Masache. Centinela del Sur. Pozo Shushufindi # 20).

“Tuve que pagar para que un camión botara tierra encima de las piscinas, la empresa es sorda, es muda y se hace la tonta, pero está llena de vivos. Nosotros vivíamos en Shushufindi, en el pozo 41, pero cuando se nos murieron los niños nos vinimos aquí esperando mejor suerte. Cuando empezó a enfermarse el ganado tuvimos que venderlo todo porque las piscinas acababan con ellos. Se nos han muerto otros dos hijos aquí, uno de tres meses y otro de tres años. Pero la empresa es insensible, nos dice que ellos ya han limpiado y cerrado las piscinas y que no tenemos por qué quejarnos. Tenemos el pozo de agua a 50 metros de las piscinas”. (Flia. San Martín. San Carlos. Pozo Sacha # 42).

“En este pozo vivía la familia Suárez. Pero dos de sus hijos murieron por leucemia, uno de 13 años, el otro de 18. Tras la muerte del segundo hijo la familia se fue a vivir a Sacha. Llevaban sólo 10 años en la finca”. (Testimonio de la Flia. Guanca. San Carlos. Pozo Sacha # 83).

“Uno de nuestros hijos murió a los 5 años, con fuertes dolores de estómago, cabeza y al corazón. Cuando murió los de la compañía decían que era por los nervios. Yo tengo un asma enorme. Nos afecta el agua del pozo y el aire por las descargas de la estación y los mecheros. La empresa nos manda de un lado a otro diciendo que ellos no se encargan de la salud, que vayamos a otro lado.” (Flia. Matango. 30 de mayo. Estación Sacha Central).

“Nosotros tenemos el pozo a menos de 20 metros de donde tomamos el agua. De nuestra familia hay dos personas que han muerto de cáncer, Pedro de leucemia y José de huesos. Nos dijeron que nos iban a cerrar las piscinas, pero jamas se acercaron a cerrarlas.” (Flia. Simbaña. Barrio Los Angeles. Pozo Sacha # 9).

“Teníamos dos piscinas que taparon, la empresa nos dijo que ya podíamos sembrar, pero pusimos frijol y no creció nada, al contrario, ahora lo que sale es el petróleo que taparon. En la comunidad hay 50 familias y recientemente se han dado dos casos de cáncer, uno de piel y uno de garganta, que han fallecido y dos personas tienen leucemia ahora. Han sido todos atendidos en Solca. El petróleo en esta zona se ha derramado porque las tuberías eran muy viejas y se rompen cada rato. El crudo derramado se va al río, pero la gente se baña ahí, no hay donde más. Cuando viene el taladro también vierten al río los desperdicios.” (Flia. Pinzón. Luz y vida. Pozo Shushufindi # 30).

“Teníamos 3 piscinas en la finca, pero hace 2 años las taparon. En ellas se enterraba el ganado, perdimos más de 10 vacas que empezaban a enflaquecerse y de las tetas les salía maleza, no leche, algunas pudimos vender para carne antes de morirse y otras comimos. Teníamos la casa cerca del pozo porque éramos guardianes. El pozo botaba mucha agua salada de la que se prendía el ganado. Antes tenía mechero y botaba bastante gas. Mi esposo murió ya de leucemia a los 60 años. Una de mis hijas de cáncer a los 12 años y mi nuera de 35 años de derrame. Nos diagnosticaron en Coca, pero como no hay buena atención allá y sin dinero no pudimos hacer nada, murieron. El agua lo tomamos de un balde a 10 metros de las piscinas. Hace dos años se reventó un tubo y todo el paisaje se volvió negro. Tardaron más de un mes en limpiar.” (Flia. Nuñez. La joya de los Sachas. Pozo sacha # 20).

“He perdido dos hijas, una de 22 y la otra de 12 años, Graciela y Rosa, esta última por problemas en el hígado. Los análisis que ha hecho el municipio sobre mi estero dicen que la contaminación es enorme, pero la empresa dice que ella no contamina, que el agua de formación no es dañina, que se puede tomar no más, porque tiene proteínas, vitaminas y hasta leche debe tener porque produce espuma. Esto me lo dijeron en el Departamento Legal de Petroecuador en mayo del 2001. Mis hijas muertas no fueron bien diagnosticadas, no se de que murieron, y los animales Petroecuador me exige pruebas de que ellos me los han contaminado. El agua que bebemos está a 30 metros del estero contaminado, no se si me afectará igual. Trabajo en el Comité de Afectados” (Flia. Mashumar. Dayuma. Estación Auca Sur).

“Teníamos 2 piscinas de crudo en la finca y metieron 3.000 quintales de cemento con tierra colorada para taparlas. Esa tierra ha quedado inútil, pero como ella también nosotros. Mi hija Bertha Mercedes Ordoñez Carrión falleció en el Hospital Pablo Arturo Suárez en el 87 de leucemia a la edad de 13 años. Durante 6 meses dormí en el hospital bajo su cama, velando su sueño y abrigando la esperanza de que se pudiera recuperar. Gasté una millonada en el tratamiento, pero murió y me quedé sin ella y sin nada, ahora sólo guardo su foto porque la empresa Texaco me trató su recuerdo como un trapo. Hemos padecido de pérdidas de memoria, y tenemos una hija con problemas al Sistema Nervioso, con retraso. Nosotros tomábamos el agua de un pozo a 10 metros de las piscinas, porque no teníamos de donde más coger. El pozo está contaminado pero Petroecuador nos dice que sólo tiene bacterias cuando lo analiza.

Cuando pusieron el pozo de reinyección el motor, que es muy ruidoso, quedó a sólo 5 metros de la casa. Durante 16 años hemos escuchado un ruido ensordecedor porque la casa era de bloque y no había como cambiarla, hoy todavía tengo el ruido metido en el cerebro. Mis hijos igual. Nos han reventado un tubo con aguas de formación y no nos compensaron, hicieron un pozo mal hecho y apestando y nunca pagaron. Cuando operaba Texaco dejaban las llaves abiertas y por borrachos se les derramaba todo, tampoco nadie nos compensó los daños. Las empresas viven en la impunidad, cada vez que he pedido indemnización por daños me engañaban que iban a poner una pared para tapar el ruido, como dijo un tal Galo Naranjo pero nunca me pagaron nada, al contrario, se llevaron cuatro volquetas de lastre que tenía. El Dr Carvajal incluso me amenazó con la cárcel. Cuando he querido poner juicio el abogado se ha torcido, cuando pagaron al municipio de Shushufindi el alcalde desapareció el dinero sin arreglar daños,… al campesino sólo le queda la muerte como salida, pero ni ésta es digna. Fui dirigente del Frente de Defensa de la Amazonía y de los mineros de Portobelo, pero jamás me he sentido tan humillado, ni tan solo.” (Flia. Ordóñez. 16 de abril. Pozo Shushufindi # 33, reinyector).

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