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Acuerdo de Glasgow: El compromiso climático de los Pueblos

El enfoque institucional utilizado por los gobiernos, organismos internacionales y todo el sistema económico para enfrentar la crisis climática, está fallando en mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 o 2°C para el 2100. Desde el comienzo, los países desarrollados y las empresas contaminantes han orquestado el fallo sistemático de este enfoque institucional, creando en su lugar simplemente una ilusión de acción climática mientras que las medidas decisivas están siendo retrasadas y la emisión de gases invernadero continúa aumentando. Como resultado de décadas de interacción por parte de estos actores, los ya de por sí débiles compromisos han sufrido afrentas sistemáticas, y por tanto los acuerdos institucionales como el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París, no han logrado la reducción de las emisiones globales de gases de efecto invernadero requeridas para detener el impacto del cambio climático. El Acuerdo de París es solo un procedimiento y no será capaz de lograr su propia meta de prevenir las peores consecuencias del cambio climático.

Cientos de gobiernos, municipios y organizaciones han declarado una emergencia climática. Protestas masivas en las calles de todo el mundo han demandado, en repetidas ocasiones, justicia climática y cumplir con el consenso científico de reducir al 50% de las emisiones de gases invernadero antes de 2030. Para conseguir estos objetivos no pueden desarrollarse nuevos proyectos e infraestructuras de combustibles fósiles (gas, carbón y petróleo). Este poderoso movimiento de justicia climática necesita nuevas y reforzadas herramientas para afrontar estas contradicciones fundamentales y revertir la narrativa global, de la impotencia institucional a un poder social que traiga cambios duraderos.

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