A dos años de la tragedia de Fukushima
Hoy, 11 de marzo de 2013 se cumplen dos años de la tragedia de Fukushima. Este suceso no solo impactó al territorio japonés y a su población, sino que afectó al conjunto del planeta. Los isótopos radiactivos de Fukushima han tenido un proceso de bioacumulación: Cesio 137, estroncio 90, yodo 131 o plutonio 239, contaminan sin interrupción la atmósfera y el océano, con efectos descritos científicamente como mutágenos y cancerígenos.
La Compañía de Energía Eléctrica de Tokio (TEPCO) informó, en diciembre del 2012, haber encontrado un pez con un índice de radiactividad 2.540 veces superior al límite legal establecido por el gobierno japonés. La cantidad de cesio radiactivo que presentaba el pez era la mayor radiactividad hallada en un ser vivo.
Sin embargo de este desastre y de otros que le antecedieron se insiste con el modelo de investigación atómica, tanto con la búsqueda de minerales para la industria del ramo, como con la construcción de nuevas instalaciones nucleares.
Un efecto directo de la contaminación radioactiva es el cáncer; su incidencia ha aumentado tan dramáticamente que es considerada la enfermedad de la modernidad. Hay muchos agentes que disponen a las células al crecimiento maligno, que pueden ser físicos como las radiaciones, químicos como muchas agrotóxicos o biológicos como algunos virus con capacidad de infectar el ADN. Esto se da porque el cáncer usualmente es el resultado de una interacción entre los genes y su medio ambiente.
Los genes normales implicados en el crecimiento, desarrollo y diferenciación de la célula pueden convertirse en «oncogenes», o genes cancerosos, debido a mutaciones. De la misma manera, aquellos que previenen el crecimiento incontrolado de células llamados genes supresores, también pueden ser anulados o disminuidos en sus funciones, permitiendo el desarrollo de células malignas. Esas mutaciones responden a cambios que se originan sobre todo en el entorno.
La muerte de Hugo Chávez volvió a poner el tema del cáncer en el debate público, pues aumentaron las sospechas sobre la manipulación de la salud con fines políticos, más aun cuando a 5 presidentes o ex-presidentes de la región se les ha detectado cáncer (además de Chávez, están Lula da Silva, Dilma Roussef, Fernando Lugo y Cristina Fernández).
Es sumamente difícil establecer una relación de causa y efecto en procesos complejos como el cáncer, pero si es posible entender cómo y de qué manera perdemos condiciones de salud.
El sistema inmune de la persona se defiende frente a agresiones puntales pero, si el organismo se encuentra debilitado, o si las agresiones son permanentes, no se puede descartar una reacción cómo el cáncer. En tiempos en que se investiga con agentes químicos y biológicos, se promueve la energía nuclear, se fomenta y subsidia la alimentación altamente química, o existen ambientes extremadamente contaminados de manera constante fruto de procesos industriales, se dan las condiciones para debilitar cualquier organismo vivo y por ende crear las condiciones para que aparezcan diversos tipos de cáncer.
Un efecto secundario de políticas o proyectos de infraestructura ha sido la alteración del ambiente, pero también se ha dado una manipulación intencional para crear condiciones de ocupación, contención o control. El uso de gérmenes como la peste o la viruela, o de sustancias químicas, como el gas mostaza o los defoliantes, es parte de la historia de la humanidad. Hay cada vez más información sobre la relación de determinadas actividades industriales con enfermedades asociadas; no son riesgos desconocidos, sino sacrificios asumidos como parte del desarrollo.
Hoy, que conmemoramos la tragedia de Fukushima y a sus víctimas, es también un buen momento para recordar que en octubre del año 2009, Ecuador firmó con Rusia un convenio que incluía la “proyección, construcción y explotación de reactores nucleares”, así como la “exploración y explotación de yacimientos uranio”. Este convenio no ha entrado en vigencia, pero nos corresponde estar muy atentos sobre proyectos de este tipo que suelen encubrirse como apoyo a la investigación del país.
Acción Ecológica
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